23.12.08

El papa ataca de nuevo

Benedicto XVI

No nos engañemos. Es fantástico tener un papa de Roma que, además de parecerse al lado oscuro, diga que hay que protegerse contra los homosexuales. Eso siempre le da la oportunidad a la Liga de las Lesbianas Planetarias de ponerse en acción. Claro que, al final, puede ser aburrido por el exceso. Es como un festín orgiástico de despropósitos y falsos testimonios.
Ahora, ha dicho el sumo pontífice (suma y sigue con el silicio) que el mundo "necesita una ecología que salve a las personas normales de la amenaza de los homosexuales" igual que hacen falta políticas que protejan las selvas. ¿El símil tiene sentido?, se pregunta Virginia. ¿Una ecología? ¿Acaso no hay homosexuales que son más ecológicos que toda la curia romana junta? ¿Y acaso, se pregunta Wonder Woman, no hay miembros de la curia con tendencias más homosexuales que ecológicas? (Reprimidas, puede ser, pero no en todos los casos, basta consultar las hemerotecas para saberlo y ya decía alguien próximo al cielo aquello de "por sus actos los conoceréis").
En fin, que Benedicto XVI se ha lucido en estas fechas navideñas. Y es que la vanidad le puede. Quiere brillar más que todas las luces navideñas juntas y destacar y hacerse notar como si él fuese el mesías. Es como un letrero luminoso que anuncia rebajas e intenta captar clientes. Lo que Virginia no alcanza a entender es como teniendo de libro de cabecera la Biblia, no el papa parece no haber leído el Eclesiastés. Aquella parte que dice: Vanidad de vanidades, todo es vanidad.

Y esto ha salido publicado el mismo día en que debe dictarse sentencia al juez Calamita. Este hombre, auténtico cruzado y defensor a ultranza de las palabras papales, debería probar la justicia humana. Que no la divina, que está algo escorada a la derecha. A la derecha de un señor.